viernes, 5 de febrero de 2016

Vidas enclavadas


[Escarabajo Volkswagen oculto entre el resto de coleópteros, en el Cleveland Museum of Natural History]

“Pero después hemos tenido otro problema con el escarabajo rojo. Un problema más grande: no quería quedarse dormido. Porque antes de ponerlos en el corcho, Iñes pone a dormir a todos los insectos. Mete un algodón en los botes, con un líquido azul. Y los insectos huelen el líquido y se quedan dormidos. Así es más fácil ponerlos en el corcho. Porque en el corcho se pone con agujas, y si empiezan a moverse cuando Iñes les quiere metes las agujas, es más difícil. Además les hace más daño. Por eso pone Iñes a los insectos a dormir. En los hospitales se hace lo mismo con las personas.

Pero dice Iñes que cuando acabemos el trabajo, vamos a volver a despertar a todos los insectos. Y les vamos a quitar las agujas. Y los vamos a llevar otra vez a los pozos. Pero algunos insectos duermen mucho, porque unas mariposas y unos saltamontes los cogimos hace diez días, o igual hace cuarenta días algunos, y siguen durmiendo todavía, en el corcho. Y eso es muy raro y es dormir mucho. Pero el escarabajo rojo no quiere quedarse dormido. Y eso también es raro, porque los demás insectos se quedan dormidos en cinco minutos con el líquido. Iñes dice que lo vamos a dejar así toda la noche, con el líquido, y que ya veremos mañana y que ya lo pondremos mañana en el corcho. Cinco minutos a veces es mucho tiempo y otras veces bastante poco.”


Vredaman, de Unai Elorriaga -2005-