[Palacio de Westminster, Londres]
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“El mundo de Westminster es un club con muchas reglas
tácitas, celosamente custodiado por los políticos y por la prensa; en especial
por la prensa, por el afamado grupo de corresponsales parlamentarios que
discreta y silenciosamente regulan la actividad mediática en el palacio de
Westminster. Permiten, por ejemplo, que se lleven a cabo sesiones informativas
y fuente jamás se la estricta condición de que la fuente jamás sea revelada.
Nada, ni un atisbo, todo en las sombras. Dicha situación propicia que los
políticos estén dispuestos a mostrarse tremendamente indiscretos y a filtrar
confidencias; y, a su vez, permite a los corresponsales parlamentarios cumplir
con sus plazos y conseguir los titulares más jugosos. El código de la omertà es su pasaporte; sin dicho
código, el periodista –o la periodista- en cuestión no encontraría más que
puertas cerradas y bocas todavía más cerradas. Revelar la fuente es una ofensa
mortal, aporrear la puerta privada de un ministro queda solo ligeramente por
debajo en la lista de comportamiento despreciable que automáticamente corta por
lo sano el acceso a contactos útiles. Los corresponsales políticos no persiguen
a sus presas hasta sus casas: eso supone malas formas, tarjeta roja y broncas
por doquier.”
House of cards, de Michael Dobbs -1989-