“Bajo la luz pálida y suave pude ver cómo sus labios
empezaban a dibujar las palabras. Cada vez que ocurre no puedo evitar pensar en
el misterio de la naturaleza humana. Aquellas palabras, en una habitación de
paredes grises, fluctuaban en el ambiente como flores vivas y pequeñas. Me di
cuenta de que para que naciese tan sólo una flor eran necesarias, a su vez, la
historia y el espíritu humanos actuando conjuntamente.
Nosotros, como psicoanalistas, a través de estas pequeñas
flores entramos en contacto con todo el mar y toda la tierra, con lo más simple
y complejo del mundo.”
Música, de Yukio
Mishima -1972-